Imagina tus proyectos de tecnología como si fueran barcos. Ninguno de ellos zarpa ni se mantiene a flote sin un grupo de expertos que lo construyan y garanticen que todo funciona.
Ahora bien, no todos los equipos son iguales. Unos te ayudan con lo mínimo indispensable, otros superan tus expectativas y participan activamente en el rumbo de tu embarcación. Los primeros son un ancla para tus metas. En cambio, los segundos son un auténtico motor.
Tú lo sabes más que nadie: tener un equipo motor no da dolores de cabeza, pero uno ancla sí. Sabiendo esto, ¿sabes cómo diferenciar uno del otro? Te damos una mano.
Cumplimiento de objetivos
Seguro es el primer indicador que tomas en cuenta para medir la salud de tu equipo, pero tú puedes ir más allá de las simples métricas. No solo importa si tus desarrolladores cumplen o no las metas propuestas. Su manera de hacerlo dice mucho también.
Ancla
Un equipo ancla tiende a llegar con retraso, cumpliendo lo mínimo requerido sin un compromiso real con el impacto de tu proyecto. Ellos te obedecen sin más, no cuestionan ni tampoco optimizan procesos.
Motor
Un equipo motor no solo cumple con las metas planteadas. Las supera, anticipa retos y propone soluciones proactivamente. Transforman desafíos para ofrecerte oportunidades, alineando sus entregas con los objetivos estratégicos de tu negocio.
Pregunta clave: ¿Tu equipo informa sobre obstáculos y busca ayuda cuando es necesario o simplemente se esconde tras excusas?
Productividad
La productividad va más allá de las horas trabajadas. Por increíble que sea, un equipo que trabaja 20 horas a la semana genera más valor que uno con 50 horas de trabajo. La clave está en cómo organizan su tiempo, las tareas que realizan y su propósito.
Ancla
Aun con cuellos de botella y serios problemas para estar al día, ser más ágiles y productivos no es una prioridad para el equipo ancla. No se evalúan continuamente, y sin mediciones, no pueden crecer. Por ende, tu barco se estanca y se hunde por completo.
Motor
Un equipo motor organiza sus tiempos, usa herramientas eficientes y elimina bloqueos en su flujo de trabajo. ¿La meta? Maximizar el rendimiento y alinearse con tus requerimientos técnicos y de negocio.
Para ellos, cada ciclo de desarrollo es una oportunidad para superarse y mejorar continuamente su trabajo. Revisan continuamente las entregas pasadas para identificar maneras de optimizar el producto y pulirlo con mayor rapidez.
Pregunta crítica: ¿Sientes que el valor que recibes de tu equipo corresponde con la cantidad de esfuerzo que invierten?
Estructura y gestión de procesos
Sin que esto signifique eliminar el margen para innovar y reinventar, saber que nuestro equipo tiene estructuras y procesos claros nos hace dormir más tranquilos.
Es sencillo, hay menos espacios para el error y la improvisación. Tu talento no pierde horas trabajando intentando varias maneras de hacer algo porque las formas ya son parte del esquema de trabajo. Todos las conocen, todos las usan, todos disfrutan sus beneficios.
Ancla
La falta de procesos o su mala aplicación genera caos, reprocesos y conflictos internos, características típicas de un ancla.
El avance es menor del que habría con un esquema claro y una jerarquía establecida y asimilada por todos. En ausencia de esto, los esfuerzos de cada uno se diluyen sin generar el nivel de impacto deseado.
Motor
Los equipos motores tienen procesos definidos, roles claros y metodologías ágiles validadas para iterar rápido sin perder el rumbo. Todos saben qué hacer, cómo, cuándo y a quién reportarlo.
Además, están abiertos a mejorar e incorporar buenas prácticas. Van más allá de su zona de confort para integrar las prácticas y tendencias emergentes que les permitan seguir siendo competitivos.
Pregunta crítica: ¿Tu equipo de desarrollo estructura y documenta todos sus procesos, herramientas y esquemas de trabajo?
Alineación cultural
Seguramente lo has notado, pero recordarlo nunca hiere. La diferencia entre un equipo que genuinamente asimila tu cultura con otro que finge hacerlo es imposible de ocultar, y eso se refleja en el rendimiento y resultados de negocio.
Ancla
Un equipo ancla está desconectado, desmotivado y no tiene compromiso. Desconocen tu misión, tus valores, tu filosofía, lo que pone en riesgo la alineación del desarrollo con lo que verdaderamente te representa. Trabajan de manera aislada respecto a toda tu organización.
Motor
Un equipo con una cultura sólida y alineada con tus valores toma decisiones más rápido, sufre de menor rotación y disfruta de un ambiente propicio para crecer constantemente. Funciona como un verdadero motor para la innovación.
La alineación cultural genera un compromiso mucho más grande porque tus valores resuenan con la filosofía y perspectiva de tu talento. No se sienten ajenos al proyecto, sino que se involucran activamente en él.
Pregunta crítica: ¿Tu equipo de desarrollo entiende la misión de tu empresa? ¿Sientes que reflejan tus valores organizacionales?
Colaboración y comunicación
Cuando evalúas la calidad de la comunicación y la colaboración, recibes pistas claras sobre cómo funciona tu barco y si va por una buena dirección o, en cambio, está condenado a hundirse para siempre.
Ancla
Los equipos ancla muestran silos, falta de información compartida y baja cooperación. Generan errores que se acumulan en el tiempo y fácilmente evitables si el talento hubiera compartido el conocimiento y la información desde el comienzo.
Motor
Un equipo motor comparte conocimientos y herramientas; trabaja en sincronía y resuelve conflictos con honestidad y diálogo abierto entre todas las partes.
Todos saben que la clave de un buen ambiente de trabajo es la confianza, y ella se construye con comunicación asertiva y la superación de conversaciones difíciles e incómodas.
Pregunta crítica: ¿Qué herramientas y esquemas de comunicación usa tu equipo de trabajo? ¿Cómo se comunican entre sí y de cara a los stakeholders?
Compromiso y crecimiento
Por último, sabrás que tienes un motor entre manos cuando tu equipo está comprometido con el éxito del proyecto. Un equipo involucrado genuinamente es el que garantiza sostenibilidad y resiliencia, incluso en contextos complejos y cambiantes.
Ancla
El ancla se estanca. Tiene falta de interés y no ofrece iniciativas para mejorar o aprender. El destino del proyecto y del negocio no le importa más allá de lo que le compete. Siempre que siga trabajando y recibiendo su dinero, todo irá bien.
Además de limitar su desempeño actual, también aplaca las posibilidades de evolución a futuro. Tu proyecto nunca va a crecer si quienes lo hacen posible no suman nuevos conocimientos y herramientas a su repertorio.
Motor
Hablamos de profesionales que buscan adquirir nuevas habilidades, superar desafíos y crecer profesionalmente con la empresa. Ellos ven su destino laboral y el crecimiento de tu organización como dos hilos fuertemente entrelazados.
Pregunta crítica: ¿Tus desarrolladores participan activamente en el rumbo del proyecto? ¿Comentan, cuestionan o hacen sugerencias en torno a la visión de negocio?