Cuando apareció la Web 1.0, fue en su momento una herramienta innovadora que ganó gran importancia en el mundo, pero con el crecimiento sostenido de quienes la usaban, comenzaron a aparecer limitaciones, una situación que llevó a un trabajo significativo en su expansión, resultando en la Web 2.0, que es la versión actual en uso y su principal avance es la alta capacidad de interacción dinámica.
Pero, aunque es amplia en su funcionalidad, ha llegado el momento de llevarla más allá de lo conocido hoy. En este sentido, se está desarrollando y desplegando la Web 3.0, que es la web del tiempo y del espacio. Es una web semántica o inteligente que permitirá organizar la búsqueda de información y su contenido a través de conexiones íntimas entre el mundo real y la web para que el contenido sea reconocido en contexto.
Además, la web 3.0 muestra algunas herramientas de apoyo en la formación, permitiendo el desarrollo de entornos que simulan aulas, laboratorios, sesiones de clase e incluso planes universitarios. La situación que favorece la aparición de esta nueva etapa web es la necesidad de una Internet más "inteligente" en la que los usuarios puedan realizar búsquedas más cercanas al lenguaje natural, donde la información proporcionada por la búsqueda sea más relevante gracias a las reglas asociadas con el significado del contenido web, ofreciendo búsquedas inteligentes estrechamente vinculadas a las necesidades y características de los usuarios, así como un crecimiento de las comunidades sociales en la red tanto en número como en nivel de complejidad.
Por otro lado, las nuevas funcionalidades de la Web 3.0 requieren una Internet mucho más rápida, mejorando las posibilidades para que los usuarios se conecten no solo a través de computadoras de escritorio y computadoras portátiles, sino también a través de teléfonos celulares, tabletas, relojes y más dispositivos.
La Web 3.0, al igual que el resto de las versiones o etapas de la Web, hace uso de diferentes tecnologías para su construcción, ya que las nuevas tecnologías han tenido avances significativos, especialmente en el desarrollo de contenido y aplicaciones, interactividad, representación gráfica, almacenamiento y transmisión de datos.
Asimismo, el Big Data, la Inteligencia Artificial y la Web Semántica son construcciones que en este punto se respaldan mutuamente para hacer de la Web 3.0 algo completamente diferente a lo visto hasta ahora.
Muchos especialistas consideran que la cadena de bloques (blockchain) es esencial en esta construcción de la Web 3.0 porque posibilita nuevos niveles de interacción. Por supuesto, todo esto no sería posible sin el desarrollo de lenguajes de programación de nueva generación, microprocesadores y dispositivos de procesamiento de datos de alta potencia que están disponibles actualmente.
Finalmente, la Web 3.0 establece los principios para crear una base de conocimientos e información semántica y cualitativa, con el objetivo de almacenar las preferencias del usuario (gustos, hábitos, conectividad, interactividad, usabilidad, etc.) y, al mismo tiempo, combinarlas con las nuevas tecnologías y el contenido existente en las redes sociales para satisfacer las demandas de información y facilitar el acceso al contenido digital. Proporciona así una herramienta esencial para la aceptación, adopción, flujo y funcionalidad, permitiendo a las empresas construir la lealtad del usuario con las marcas que se presentan en la Web y lograr el establecimiento de una comunicación directa, bidireccional, interactiva y en constante movimiento en respuesta a los hábitos y demandas.